Columna: SALUD FAMILIAR
Por: Mari Jose Rivera Benítez* 
La decisión de realizar un procedimiento quirúrgico no es algo sencillo y más cuando se han agotado todas las posibilidades por métodos tradicionales de evadir una cirugía y ésta es inevitable, se debe entender que se someterá el cuerpo a situaciones externas que tendrán respuestas que van a repercutir en el funcionamiento de todo el organismo. 

Surgirán dudas e inseguridades por parte del paciente por lo cual se necesita de una buena orientación para perder el miedo y lograr una reincorporación a las actividades en el menor tiempo posible. 

Gracias a los avances médicos, los procesos de cirugía son cada vez más exitosos, con bajo riesgo y menor tiempo de convalecencia, desafortunadamente no se pueden saltar las consecuencias que tiene la intervención en el cuerpo, ya que independientemente del tipo de cirugía o la patología por la que se realiza el procedimiento, va a generar distintas reacciones que son normales como: 
  • Inflamación 
  • Dolor local o general 
  • Edema (Hinchazón) 
  • Eritema (Enrojecimiento) 
  • Hematomas o moretones 
  • Limitación de movimiento  
La principal atención al salir del quirófano es el alivio del dolor agudo que durará aproximadamente 3 o 4 días, que no solo debe combatirse con el uso de analgésicos, sino de forma externa al aplicarse inmediatamente agentes físicos para reducir hasta en un 50% el tiempo de recuperación y reintegración a las actividades de la vida diaria.  

El control del dolor postoperatorio va a depender de numerosos factores que denominan su duración e intensidad, que deben tomarse en cuenta como son: 
  • El sitio de lesión 
  • La extensión de la herida 
  • La manipulación quirúrgica 
  • La edad 
  • El sexo 
  • El estado psicológico 
  • Las condiciones físicas 
Comúnmente se piensa que se debe guardar reposo absoluto por muchos meses y eso es una verdad relativa ya que algunas cirugías como son de rodilla, codo, cadera, entre otras se tiene que iniciar una fisioterapia temprana acelerando el proceso con el uso de agentes físicos como son calor (termoterapia), electricidad, masaje, frío (crioterapia), ultrasonido y movimientos específicos (mecanoterapia) con fines terapéuticos. 

Actualmente con la medicina física y la rehabilitación se realiza una evaluación donde se implementa un programa terapéutico que tendrá los siguientes objetivos: 
  • Ayudar a controlar el dolor  
  • Disminuir la inflamación 
  • Lograr la movilización de músculos y articulaciones 
  • Mejorar la fuerza muscular 
  • Realización de actividades de la vida diaria 
Antes de realizar etapas funcionales es importante que el especialista considere la edad, la cooperación con el tratamiento, el estado de salud al momento de la cirugía, las secuelas que existan y el grado de dolor, con la certeza de que le ayudará en todas las etapas del proceso postquirúrgico. 

La terapia física debe ser incluida en las etapas de recuperación realizándose lo antes posible, de forma intensa y continua para mejores resultados, ya que, controlando los factores externos, habrá mayor confianza en los pacientes para comenzar una etapa de rehabilitación postoperatoria. 
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