BACTERIAS QUE SALVAN VIDAS: LA NUEVA REVOLUCIÓN DE LA MEDICINA
Columna: SEMBRANDO CIENCIA
Por: Dra. en C. Sandra Blas-Yáñez.
Dr. en C. Juan Martín Talavera-González.*
Durante muchos años, las bacterias han tenido fama de ser criaturas peligrosas. Cuando escuchamos esa palabra, casi siempre pensamos en infecciones, enfermedades o en la necesidad de usar antibióticos. Sin embargo, un descubrimiento científico cada vez más sólido está cambiando esa idea: muchas bacterias pueden convertirse en verdaderas aliadas para cuidar nuestra salud. Y hoy, gracias a la biotecnología, estamos aprendiendo a convertirlas en herramientas capaces de tratar enfermedades que antes parecían imposibles de controlar.
A continuación te cuento, de manera sencilla y clara, cómo funciona esta sorprendente revolución.
¿Por qué las bacterias pueden ayudarnos?
Las bacterias están en todas partes: en el aire, en el suelo, en los océanos y también dentro de nuestro cuerpo. Aunque algunas pueden enfermarnos, la mayoría no solo son inofensivas, sino que realizan tareas esenciales para mantenernos sanos.
En nuestro intestino, por ejemplo, vive una comunidad gigantesca: más de 100 billones de microorganismos que nos ayudan a digerir alimentos, producir vitaminas y defendernos de bacterias dañinas. Incluso existen estudios que demuestran que esta comunidad microbiana puede influir en nuestras emociones y estado de ánimo. Entonces, si algunas bacterias ya trabajan para mantenernos saludables, ¿qué pasaría si pudiéramos darles instrucciones especiales para que hagan aún más?
La idea que cambió todo: usar bacterias como “fábricas” de medicina
Cada célula de un organismo (incluyendo las bacterias) contiene ADN, un conjunto de instrucciones que le dice qué hacer. Los científicos han aprendido a modificar ese ADN para que las bacterias puedan realizar nuevas tareas. A este proceso se le llama ingeniería genética.
¿Y qué tipo de tareas nuevas pueden aprender estas bacterias diseñadas en laboratorio?
Producir medicamentos directamente dentro del cuerpo.
Detectar sustancias químicas que indiquen una enfermedad.
Combatir bacterias dañinas con una precisión mayor a la de los antibióticos.
Ayudar a corregir deficiencias del organismo, como la falta de una hormona.
Un ejemplo clásico y exitoso es la producción de insulina. En el pasado, este medicamento para personas con diabetes se obtenía de animales como vacas y cerdos, lo cual provocaba alergias y escasez. Hoy, gracias a la ingeniería genética, las bacterias producen insulina humana de manera segura y abundante.
¿Cómo se diseña una bacteria capaz de curar?
Para que una bacteria pueda transformarse en una “doctora microscópica”, los científicos siguen varios pasos:
Elegir la especie adecuada. Dependiendo de la enfermedad, se seleccionan bacterias que vivan en el lugar del cuerpo donde se necesite actuar. Por ejemplo:
Escherichia coli Nissle 1917, una bacteria probiótica que vive en el intestino.
Bacterias del género Lactobacillus, habituales en el yogur.
Modificar su ADN. Se agrega o cambia un gen, que es una instrucción específica. Esto permite que la bacteria produzca una sustancia útil, como una vitamina, un medicamento o una proteína.
Comprobar que funciona. Antes de usarla en personas, se prueba en laboratorio y posteriormente en ensayos clínicos, estudios muy controlados que verifican que la bacteria sea segura y efectiva.
Este proceso puede sonar futurista, pero ya se está aplicando en laboratorios de todo el mundo.
¿Por qué no usar solo los medicamentos tradicionales?
Los medicamentos convencionales funcionan, pero tienen limitaciones:
Algunos provocan efectos secundarios fuertes.
No todos logran llegar al lugar del cuerpo donde se necesitan.
En ocasiones destruyen también bacterias benéficas, como sucede con los antibióticos.
Existen enfermedades que todavía no tienen un tratamiento efectivo.
Las bacterias podrían resolver muchos de estos problemas porque se pueden diseñar para:
Actuar solo donde se requiere.
Liberar la dosis exacta dentro del cuerpo.
Ser más económicas y fáciles de producir.
Reducir efectos secundarios.
Imagínate un futuro en el que, en lugar de tomar varias pastillas, recibas una cápsula con bacterias programadas para producir el medicamento directamente en tu intestino, solo cuando tu cuerpo lo necesite.
El futuro ya está en camino
Aunque ya se han creado muchas bacterias con capacidades terapéuticas, todavía no se han aprobado para uso en humanos. Primero deben superar ensayos clínicos que demuestren su seguridad. Además, los científicos deben asegurarse de que estas bacterias no se escapen al ambiente o crezcan sin control dentro del cuerpo.
Aun así, el potencial es enorme. Las bacterias podrían convertirse en una de las herramientas más importantes para tratar enfermedades que hoy son difíciles de combatir.
¿Tomarías una pastilla con bacterias diseñadas especialmente para ayudarte a sanar? Quizás pronto esta pregunta ya no será ciencia ficción, sino parte de una consulta médica cotidiana.
Referencia. Rutter, J. W., Clare, C., Owen, K. A., Barnes, C. P., & Dekker, L. (2025). How can we engineer bacteria to treat human diseases? Frontiers for Young Minds, 13, 1588199. https://doi.org/10.3389/frym.2025.1588199