Columna: SENTIR TIENE SENTIDO
Por Susana Martínez Herrera* 
La tristeza y la depresión son muy parecidas; ambas te provocan que no puedas dormir o duermas mucho, que no tengas apetito o comas demasiado, que te sientas muy cansado(a), que tengas pensamientos negativos o fatalistas, que te enojes con mucha facilidad y que te sientas culpable de lo que sucede a tu alrededor. Y aunque son muy parecidas, NO SON LO MISMO.  

Mientras la tristeza tiene una razón de ser (es decir, sabes por qué estas triste) y es temporal; la depresión puede o no tener una razón de ser y es casi permanente (o sea, te sientes mal gran parte del día, casi todos los días y por mucho tiempo, desde semanas hasta años).  

La tristeza es una emoción que surge cuando enfrentamos una pérdida o cuando las cosas no marchan como esperamos, y solemos aislarnos o buscar a alguien de confianza. Ambas alternativas son igual de saludables. Estar solos nos permite analizar lo que hemos pasado y encontrar posibles soluciones (siempre y cuando no te aísles en exceso). Buscar a alguien confiable aporta herramientas adicionales, pues podemos “salirnos” un poco del problema y ver el panorama “desde otros ojos”. Sin embargo, hay salidas dañinas como fumar o ingerir bebidas embriagantes, y son dañinas porque sólo nos alejan del problema mediante la evasión alargando nuestro sufrimiento (además de que dañan nuestro cuerpo y pueden generar dependencia).  

La depresión no es una emoción, es una alteración que inicia como emoción pero se transforma en una enfermedad. Si bien es cierto que hay depresiones que tienen como origen una alteración biológica (es decir, el cerebro no produce suficientemente cierta sustancia –serotonina-), la mayor parte de las depresiones se tratan de una “gran tristeza estancada”. Esto significa que no hemos podido superar aquello que nos ha afectado y lo “sufrimos a diario”.  

Cómo puedes darte cuenta, la tristeza es normal debido a que es parte de nuestra vida y de nuestras emociones. Y la depresión NUNCA ES NORMAL, ya que altera todas las esferas de nuestra existencia: salud, desempeño laboral o académico, solución de problemas y relaciones sociales y familiares.  

¿Qué hacer si estoy deprimido(a)? Haz ejercicio, “consiéntete”, no te aísles y abraza mucho. Sí, el contacto físico, junto con la actividad física y todo aquello que nos resulta agradable (como un baño relajante, una deliciosa comida, escuchar música, una compañía positiva, caminar descalzo sobre el césped…) generan naturalmente un poderoso antidepresivo.

Pero recuerda, si a pesar de tus esfuerzos te das cuenta que ¡NO PUEDES SOLO(A)!, busca ayuda profesional, pues una depresión no atendida puede poner en gran riesgo tu salud e incluso tu vida.   
CONTACTO FB: https://web.facebook.com/susy.martinezherrera

Tendencias