Columna: PULSO SOCIAL
Por Arturo Allende González*
A lo largo de 50 años se han llevado a cabo diversas conferencias de corte internacional sobre el tema de las mujeres, desde la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en nuestro país por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del 19 de junio al 2 de julio de 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer hasta la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe 2025, realizada también en la Ciudad de México del 12 al 15 de agosto del año en curso. Durante este periodo, además de la primera conferencia celebrada en México, se han realizado tres Conferencias Mundiales más sobre la Mujer, organizadas por las Naciones Unidas: la segunda en Copenhague, Dinamarca (1980), la tercera en Nairobi, Kenia (1985) y la cuarta en Beijing, China (1995). Todas tuvieron como propósito fundamental establecer la igualdad de género como un objetivo global y para impulsar planes de acción orientados al avance de las mujeres en el mundo. Aunado a las conferencias mundiales, organismos gubernamentales, comisiones legislativas, organizaciones de la sociedad y desde luego, las agencias regionales dependientes de la Organización de las Naciones Unidas, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), han organizado diversas reuniones alusivas al tema de género, como la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe 2025. En resumen, a lo largo de medio siglo se han desarrollado -sin exageración- un sin número de foros, paneles, reuniones, conversatorios y conferencias sobre la mujer, con alcances locales, nacionales, regionales y mundiales, que, con base en una perspectiva mediática, ya no tendría por qué una conferencia más, ser motivo de análisis e interés social. Sin embargo no es así, a partir de considerar que a pesar de todos los esfuerzos desplegados en la materia, sin soslayar los avances logrados en diversos rubros -importantes muchos de ellos-, persisten en México, Latinoamérica y a nivel mundial, acentuadas brechas de desigualdad en diversos indicadores socioeconómicos entre hombres y mujeres, discriminación por motivos de género, violación sistemática de los derechos de las mujeres, violencia de género y limitación de oportunidades de empoderamiento y desarrollo para las mujeres; todo lo cual motiva y justifica la realización de estos coloquios e invita a reflexionar sobre sus finalidades, alcances y resultados. Veamos cuáles fueron los propósitos y objetivos que se planteó la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975 y cuál es el diagnóstico que dio marco a la realización -medio siglo después- de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe 2025, bajo el lema “Las transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género” Propósitos y objetivos de la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975.
- Recordar a la comunidad internacional que la discriminación contra la mujer seguía siendo un problema persistente en gran parte del mundo.
- Promover el adelanto de la mujer al abrir un diálogo mundial sobre igualdad de género.
- Plena igualdad de género y eliminación de la discriminación de género.
- Integración y participación plena de la mujer en el desarrollo.
- Mayor contribución de las mujeres al fortalecimiento de la paz mundial.
- La Conferencia instó a los gobiernos a formular estrategias, metas y prioridades nacionales.
- Condujo al establecimiento del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW) y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).
- La Conferencia aprobó el Plan de acción mundial para la consecución de los objetivos del Año Internacional de la Mujer. El Plan proporcionó directrices para la acción nacional durante el período decenal de 1975 a 1985 como parte de un esfuerzo sostenido a largo plazo para lograr los objetivos.
Diagnóstico presentado en la inauguración de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe 2025.
Raquel Serur Smeke, subsecretaria para América latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, planteó la urgencia de aprobar una reforma hacia un sistema de cuidados, cambios que “no son un favor ni un gesto de buena voluntad, son una deuda histórica con millones de mujeres y familias mexicanas”. Pero también con mujeres y familias de la región latinoamericana.
“Cerrar las brutales brechas de desigualdad que perviven en América Latina y el Caribe solo será posible si se atienden las demandas que históricamente los movimientos sociales han reivindicado respecto a exclusión de personas marginadas y discriminadas, como las mujeres indígenas y afro descendientes”.
José Manuel Salazar, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dijo que, “si bien las mujeres cuentan con más años de estudios que los varones y ocupan cada vez más espacios de decisión, las brechas persisten en todos los países”.
“Ejemplificó que sólo 50 por ciento de mujeres participan en el mercado laboral, en contraste con 75 por ciento de los hombres, además que su inserción está marcada por la informalidad, la brecha salarial y una carga desproporcionada de cuidados no remunerados que limitan su autonomía”.
“Por cada 100 hombres en situación de pobreza, hay 120 mujeres. Esa desigualdad estructural se agrava con la crisis de los cuidados, caracterizadas por una demanda creciente a causa del envejecimiento de la población, flujos migratorios, patrones epidemiológicos e insuficiencia crónica de inversiones en cuidado”.
A su vez, Sima Sami Bahous, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, puntualizó: “Las mujeres que llevan la carga desproporcionada de cuidado no pagado se merecen políticas que reconozcan, redistribuyan y compensen el cuidado como un bien público”.
“Debemos proteger la participación, asegurar que nada afecte los derechos de las mujeres y las niñas y que, en su diversidad, se vean apoyadas y protegidas”, enfatizó.
Exhortó a acelerar el progreso en materia de representación política y de gobierno de las mujeres, pues señaló que, al ritmo actual, tendrían que pasar 130 años para lograr la igualdad en ese rubro. “Las niñas que nacen este día no tienen que esperar cuatro generaciones para esperar este cambio. Necesitamos una acción decisiva para eliminar la violencia política contra las mujeres”, puntualizó.
Pero la política es también circunstancia y hoy México vive una histórica coyuntura -cuenta con un Congreso Federal, un Gabinete Presidencial y la Suprema Corte de Justicia de la Nación paritarios, con una Secretaría de las Mujeres, 13 gobernadoras y una mujer como Presidenta de la República-, articulación institucional que puede hacer posible un avance sustancial en la consolidación de la perspectiva de género en nuestro país, con iniciativas, políticas públicas, programas y acciones afirmativas que incidan en la igualdad de las personas de ambos sexos, en el respeto de los derechos de las niñas, jóvenes y adultas -empezando por una vida libre de violencia- y en la equidad de oportunidades para el empoderamiento de las mujeres. Lo anterior representa sin duda no sólo en nuestro país, sino a nivel regional, un imperativo desde el punto de vista ético, político y social.

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