Columna: SEMBRANDO CIENCIA
Por: Dr. en C. Juan Martín Talavera-González*
En nuestro cuerpo viven trillones de células, cada una con una función clara: formar tejidos, reparar daños o defendernos de enfermedades. Normalmente, estas células siguen instrucciones muy estrictas para crecer y dividirse. Pero a veces esas instrucciones se alteran, y la célula empieza a comportarse mal: se multiplica sin control y puede formar un tumor.
Un tumor no siempre significa cáncer. Algunos son benignos, es decir, no se expanden ni ponen en riesgo la vida. Pero otros son malignos, capaces de invadir órganos cercanos o incluso viajar por la sangre y formar tumores en otras partes del cuerpo. A esto se le llama metástasis.
El sistema inmunológico: nuestros superhéroes.
Lo fascinante es que nuestro cuerpo tiene un ejército silencioso: el sistema inmunológico. Sus soldados incluyen células como los linfocitos T, las células asesinas naturales (NK) y las células dendríticas, que actúan como capitanes organizando la defensa.
Estas defensas están entrenadas para detectar lo extraño o lo dañado. Cuando aparece una célula cancerosa, suelen reconocerla porque luce “diferente” a una célula sana. Entonces, la atacan y la destruyen.

Las 3 fases de la batalla contra el cáncer.
Los científicos explican esta lucha con el modelo de las “3 E”:
- Eliminación.
El sistema inmune identifica y destruye a la mayoría de las células cancerosas. En esta etapa, puede que un tumor nunca llegue a formarse, y la persona ni siquiera se entera de que hubo un intento de cáncer en su cuerpo.
2. Equilibrio.
Algunas células logran sobrevivir escondidas. No crecen, pero tampoco mueren. Es como si estuvieran dormidas. El sistema inmune las mantiene a raya, pero ellas pueden seguir cambiando con el tiempo. Esta fase puede durar meses o incluso años.
3. Escape.
Aquí está el verdadero peligro. Las células cancerosas encuentran maneras de engañar a las defensas. Incluso pueden convertir a algunas células del sistema inmune en “traidoras” que las ayudan a crecer. En este punto, los tumores se hacen visibles y comienzan a expandirse.
La ciencia contraataca: inmunoterapia.
En los últimos años, los médicos han desarrollado tratamientos que refuerzan al sistema inmune para que vuelva a reconocer y destruir al cáncer. Esta estrategia se llama inmunoterapia. Por ejemplo, algunos medicamentos desbloquean a los linfocitos T cuando el tumor intenta desactivarlos. Otros entrenan al sistema inmune como si fuera una vacuna, para que identifique mejor a las células malignas.
¿Por qué es importante saber esto?
Porque nos ayuda a entender que el cáncer no aparece de la nada: es el resultado de una larga batalla dentro de nuestro cuerpo. Muchas veces, nuestras defensas ganan sin que lo sepamos. Pero cuando el cáncer logra escapar, necesitamos el apoyo de la medicina y de la investigación científica.






