Por Fernanda Ileana Cueto Flores*

Nuestra historia se vive en cada rincón, en cada objeto y en cada obra que resguarda nuestra identidad como sociedad, en esta publicación recorreremos uno de los museos más representativos de Atlacomulco en donde el pasado y el presente se dan la mano para recordar quiénes somos, con cada pieza, sala y detalle, donde se fortalece el sentido de pertenencia y nos invitan a mirar hacia el futuro con orgullo.

Esta publicación no se trata solo de historia sino de ¡identidad!, al reconectar con nuestras raíces y entender por qué lo que somos hoy tiene tanto valor, acompáñame a ver cómo la identidad cultural trasciende generaciones a través de estas joyas del patrimonio local.
Un lugar que nos conecta directo con nuestras raíces es el “Museo Histórico de Atlacomulco”, este es el corazón cultural del municipio en donde en sus salas resguarda los momentos más importantes de nuestra historia como municipio.

Inaugurado un 5 de febrero de 2009, y siendo renovado con nuevas instalaciones en el año 2018, --aunque en realidad mucho antes de que se abrieran sus puertas este museo ya se había convertido en un espacio clave para aprender, reflexionar y sentir orgullo de ser atlacomulquenses--, debido a que ya se estaba gestando una búsqueda profunda por rescatar, proteger y compartir el patrimonio de Atlacomulco.
Entre los años 2006-2010 el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizo excavaciones paleontológicas en comunidades como Cuendó y el Ejido de San Lorenzo Tlacotepec, donde se encontraron restos fósiles de megafauna como mamuts y mastodontes, revelando que nuestra historia como municipio comienza incluso antes de lo que imaginamos, en el Pleistoceno, estos hallazgos hoy forman parte de la riqueza del museo.

Tras diez años de su inauguración, el 28 de diciembre 2018, el Museo estrenó nuevas instalaciones, con el objetivo de ofrecer una mejor experiencia con mayor accesibilidad. Actualmente el museo cuenta con 7 salas permanentes y una sala temporal, en donde en cada una de sus salas se fusiona la historia, cultura y el arte para crear una experiencia completa que logre conectar al atlacomulquense con su identidad.
Cada sala del museo es como un capítulo de un libro que todos deberíamos leer al menos una vez en nuestra vida, la primera sala dedicada a la prehistoria, nos muestra cómo era nuestro territorio hace miles de años, cuando quienes dominaban nuestro paisaje eran los grandes animales y entonces los primeros rastros de vida humana comenzaban a surgir.

Actualmente, la historia aún se sigue escribiendo, con la ayuda de la maestra en Antropología, Silvia Murillo Rodríguez y la ciudadana Margarita Mendoza Sosa, quien cuenta con capacitación en esta área, continúan realizando investigación paleontológica directa en las instalaciones del Museo Histórico de Atlacomulco, y es así como su labor además de enriquecer la colección de nuestro museo, demuestra que la historia no es cosa del pasado, sino es algo que sigue ocurriendo, y está justo aquí, en nuestra comunidad.

En la segunda sala entramos en contacto con nuestro origen, la prehispánica, uno de los pilares culturales de nuestra región, recordando que hablar de identidad no solo es recordar nuestro pasado sino resaltar las raíces vivas que siguen presentes en nuestras tradiciones, costumbres y cultura; en este espacio podemos apreciar y entender los diferentes elementos de las culturas mesoamericanas: como la cultura azteca, zapoteca, mazahua y otomí, así como su cosmovisión, la cual giraba en torno al equilibrio entre los ciclos naturales, las deidades y la vida comunitaria, siendo un ejemplo claro de unión.

Por otro lado, en la tercera sala titulada “Asentamiento Humano: Mazahua”, en esta sala el pasado mazahua no solo se muestra, también se siente; entramos en contacto con las huellas de un pueblo originario de esta región, cuya cultura sigue viva en el presente, percatándonos de que las raíces de una etapa llena de simbolismo, espiritualidad y organización social; dentro de la exposición podemos observar: jarras, sahumerios, ollas, vasijas, adornos faciales y puntas de flecha de obsidiana, pero eso no es todo, en este espacio también se pueden apreciar petrograbados y petroglifos, antiguos grabados tallados sobre piedra de basalto, los cuales nos orientan sobre su cosmovisión, parte de esta colección se complementa con las piezas instaladas en la fachada principal del museo; sin duda alguna esto te asombra por el conocimiento que desarrollaron estas civilizaciones sin necesidad del acento europeo.

Mientras que, la cuarta sala es una puerta que nos transporta a cuatro momentos clave de la historia nacional: la Colonia, la Independencia, la Reforma y la Revolución; es aquí en donde por medio de relatos, objetos y documentos podemos ver cómo estos hechos también tuvieron presencia aquí; en la época colonial destaca una acta de posesión y deslinde de Atlacomulco con su respectivo mapa fechada en 1639. El año 1540 el primer virrey Antonio Mendoza le otorgó el título de pueblo perteneciente a la Nueva España, bajo el nombre de Santa María de Atlacomulco, este documento no solo es una joya histórica, sino también una prueba tangible del origen legal y político de nuestro municipio.

En esta sala cada objeto es una memoria; cada página, una voz; y cada detalle, es una muestra de que nuestra historia ha sido escrita con lucha, con cambios y con identidad.

La quinta sala se destina las haciendas en Atlacomulco, la exposición nos transporta a los antiguos centros de poder económico y social que marcaron la cotidianeidad en nuestro municipio, marcando el ritmo de vida de nuestra región dando inicio a la época de la Revolución Mexicana; estas haciendas no solo producían grandes cantidades de granos y ganado, sino también se convirtieron en centros de poder territorial, en este espacio la historia se cuenta con tierra en las manos y sudor en la frente, aquí, el campo no solo es un bello paisaje, es el protagonista.

Por otro lado, la sexta sala hace referencia a la época contemporánea donde observamos el contraste que se ha creado entre los logros y desafíos pasados con relación a la actualidad, convirtiéndose en una invitación para mirar el presente no solo como un resultado sino como una construcción constante basada en la conjunta cooperación ciudadana.

La séptima sala rinde homenaje a los hombres ilustres que ha albergado Atlacomulco, personajes que trascendieron más allá de su tiempo y dejaron huella en distintos ámbitos como la política, la cultura, la educación, entre otras áreas.

Finalmente, la octava sala es de carácter temporal, es un espacio dinámico donde se realizan diversas exposiciones de artistas, en esta sala el presente vibra y se reinventa, la historia se sigue escribiendo, con colores texturas, ideas y emociones.

Recorrer el Museo Histórico de Atlacomulco no solo es caminar entre vitrinas y objetos antiguos; es escuchar la voz de nuestras raíces, sentir orgullo por lo que somos y conectar con el pasado que late en cada sala, desde fósiles milenarios hasta obras de arte contemporáneo, este lugar nos recuerda que la historia se encuentra aquí en Atlacomulco; si aún no lo conoces, ¿qué estas esperando?, la entrada es gratuita y la experiencia inolvidable; el museo se encuentra dentro del Parque Bicentenario, colonia, Las Fuentes con estacionamiento gratuito. HORARIO Martes a Viernes 09:00 a 18:00 horas Sábados y Domingos 10:00 a 15:00 horas






