Por Ana Karen Flores*
“¿Papá cuida al bebé?
No es ayuda
Es paternidad”
Autor desconocido
La paternidad en México es un terreno complejo, un espacio donde convergen tradiciones, contradicciones culturales y luchas sociales. Ser padre en nuestro país no solo implica asumir el rol de proveedor o autoridad, sino también navegar un sistema que, históricamente, ha moldeado ese rol bajo la sombra del machismo. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto cómo ese esquema comienza a resquebrajarse gracias a los cambios sociales y los avances en derechos humanos. Aun así, hay un desafío enorme: la paternidad necesita ser reconocida y protegida también en el ámbito laboral para que hombres y mujeres puedan realmente compartir las responsabilidades de la crianza.

El machismo como estructura limitante
El machismo es el telón de fondo que define, muchas veces sin cuestionamiento, qué significa ser padre en México. Es ese conjunto de normas y creencias que dicta que el hombre debe ser fuerte, distante, el proveedor incuestionable, mientras que la ternura, el cuidado y la vulnerabilidad se relegan al ámbito femenino.
Este modelo ha limitado a los hombres a una paternidad autoritaria y poco afectiva. No es raro escuchar que “los niños no deben llorar frente a su papá” o que “los hombres no hacen tareas de la casa porque eso es para las mujeres”. Estas frases no solo naturalizan desigualdades, sino que empobrecen la experiencia de ser padre y privan a los hijos e hijas de vínculos más profundos y saludables.
Peor aún, cuando un hombre decide romper con estos roles y asumir tareas de cuidado o expresar sus emociones, se enfrenta a críticas, burlas y estigmas. Es un precio alto que el sistema machista impone para mantener el orden patriarcal.

Paternidades en transformación
A pesar de esta realidad, cada vez son más los hombres que desafían el machismo y abrazan una paternidad distinta. Padres que cocinan, cambian pañales, acompañan en la tarea, escuchan, abrazan y hablan con sus hijos e hijas.
Estas nuevas formas de paternar traen consigo la semilla de la corresponsabilidad y la igualdad. Se alejan del modelo del “hombre distante” y construyen un vínculo basado en el afecto y la presencia constante. Esto no solo beneficia a los hijos, sino que también enriquece la vida de los padres, que descubren que cuidar es también una forma de amar y crecer.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. La presión social, la falta de modelos cercanos y la resistencia cultural siguen siendo fuertes. Pero esas voces y experiencias que visibilizan nuevas masculinidades son luz en medio de un sistema que urge transformar.

Derechos humanos y paternidad
Los avances en derechos humanos han sido clave para replantear la paternidad como un derecho, no solo una obligación. Hoy sabemos que niños y niñas tienen derecho a crecer en ambientes afectivos, seguros y con la participación activa de ambos padres, independientemente de su género.
Esto implica que la paternidad debe ser una práctica basada en la corresponsabilidad, el respeto y la igualdad, y que la sociedad y el Estado deben garantizar que ese derecho se ejerza sin discriminación ni limitaciones.
Aunque en leyes y tratados internacionales se reconoce esta visión, la realidad cotidiana muestra que aún falta mucho para que sea una práctica generalizada. El cambio cultural y estructural es urgente y necesario.

La necesidad del reconocimiento laboral de la paternidad
Si algo ha demostrado la maternidad es que para cuidar se necesita tiempo y protección. Pero la paternidad, en México, sigue siendo en gran medida invisible para el sistema laboral.
Las licencias de paternidad son cortas y su uso muchas veces se ve condicionado por el miedo a perder oportunidades o a ser juzgados. Este vacío obliga a muchos hombres a relegar su papel como cuidadores, reforzando la idea de que el trabajo doméstico y la crianza son “cosas de mujeres”.
Reconocer laboralmente la paternidad no es solo una cuestión de justicia para los hombres, sino una necesidad para construir hogares más equilibrados y afectivos. Licencias dignas, flexibilidad y programas de apoyo deben ser una realidad, no un privilegio.
Desafíos para la conciliación laboral y familiar
La conciliación es una batalla diaria para muchas familias. La precariedad laboral, las largas jornadas y la falta de políticas reales de apoyo dificultan que los padres puedan estar presentes.
Sumado a eso, la cultura machista que aún persiste no legitima el derecho de los hombres a cuidar. Esto genera estrés, frustración y una doble carga para las mujeres, que siguen asumiendo la mayoría del trabajo doméstico y de crianza.
Cambiar esta realidad requiere que el Estado, las empresas y la sociedad en general reconozcan la corresponsabilidad como un principio fundamental y generen condiciones para que se pueda cumplir.

Experiencias y políticas públicas en México
En México hay avances que deben reconocerse: licencias paternales ampliadas en algunas instituciones públicas, campañas de sensibilización y programas para promover nuevas masculinidades. Pero estos esfuerzos son todavía fragmentados y no llegan a todos.
Falta que las políticas públicas sean integrales, coordinadas y acompañadas de un cambio cultural que valore el cuidado como un derecho y una responsabilidad compartida.
Las experiencias de padres que asumen con orgullo su rol cuidador son testimonios de que otra paternidad es posible y necesaria.

Conclusión: hacia una paternidad digna y corresponsable
La paternidad en México está en un momento crucial. El viejo modelo machista comienza a ceder ante la urgencia de construir relaciones familiares más sanas, afectivas e igualitarias.
Pero para que esta transformación sea real, es indispensable reconocer la paternidad como un derecho protegido no solo en el discurso, sino también en la práctica laboral y social.
Solo así podremos garantizar que niñas y niños crezcan con padres presentes, afectivos y responsables, y que hombres y mujeres compartan las tareas del cuidado sin prejuicios ni exclusiones.
La paternidad digna y corresponsable no es solo un sueño, es una necesidad urgente para construir un México más justo, humano y el reconocimiento de la paternidad como parte del proyecto de vida de los hombres.

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