Por Jacobo Gregorio Ruiz Mondragón*

La mochila no sólo guarda útiles escolares también emociones, es el reflejo del entorno de cada estudiante, de lo que vive en casa y en la calle. Cada que se abre o se cierra, revela o guarda diversas inquietudes o contextos que en ocasiones suelen enviar una señal de alerta, pues, aunque el uniforme sea igual no todos cargan el mismo «morral». 
Con el objetivo de contribuir a la cultura de la paz, en la que alumnas y alumnos transiten por espacios seguros, en un ambiente armónico con miras a favorecer su bienestar integral, hace dos semanas fue publicado en Gaceta del Gobierno, el «Protocolo Mochila de Paz y Prevención para escuelas de Nivel Básico y Medio Superior del Estado de México1», como estrategia integral para la protección y cuidado de la comunidad escolar de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación del Poder Ejecutivo del Estado de México.
De conformidad con los artículos 18, 20 y 24 de la Ley de Educación del Estado de México, la instrucción o formación académica que se imparta en el Sistema Educativo Estatal, se organizará en tipos, niveles y modalidades «escolarizada, no escolarizada y mixta», correspondiendo al tipo básico, los niveles inicial, preescolar, primaria y secundaria; y al tipo medio superior, el nivel de bachillerato o su equivalente; es decir, el protocolo será aplicado desde preescolar hasta preparatoria, bajo tres modalidades de revisión escalonada, a saber: la familia, el comité de padres, y en casos extremos, autoridades en materia de seguridad.
A manera de reflexión, si cada estudiante, llega a la escuela con una mochila, en la que guarde los abrazos que le dieron seguridad, las palabras que le dieron aliento o las que le hirieron, las pérdidas que no entendieron, los miedos que no expresaron, la ausencia paterna o materna, o bien, las vivencias que dejaron huella positiva o negativa, y que con el tiempo hacen ligero o pesado ese «morral», entonces, la mochila de paz no se logrará con la mera inspección, requerirá de la colaboración activa de padres y/o madres de familia, al ser guardianes del equipaje de sus hijas e hijos, quienes en casa, ayuden a empacar no sólo el lunch y los útiles escolares, también valores, empatía y sentido del bien común; y las autoridades escolares y docentes, sean parte de la solución y no del problema, y en ambos supuestos, de ser posible enseñen a sus hijos o educandos, a soltar lo que no les pertenece o les hace daño, a construir escenarios donde no sientan la necesidad de ocultar algo, donde su «carga», se limite exclusivamente a los útiles escolares, y en consecuencia, su entorno sea seguro, garantizando su derecho a una educación libre de violencia.   
Cierto es que, algunas instituciones educativas han optado por solicitar mochilas de plástico transparente, y con ello, evitan que las mochilas físicas que no emocionales, sean «mochilas de prevención», pero no menos cierto es que, como decía José Alberto Mujica Cordano, «la escuela no está para remendar los agujeros que deja el hogar». Cuando la familia se involucra, la violencia escolar pierde fuerza.
La indiferencia puede ser otra modalidad de la violencia que acrecienta el problema, si no existe corresponsabilidad de la comunidad escolar en la solución de ese fenómeno social, el objetivo estará lejos de alcanzarse, el futuro de niñas, niños y jóvenes estará en riesgo, a grado tal que, sin exagerar, la escuela pueda ser tan peligrosa como la calle misma. De acuerdo con el Consejo para la Convivencia Escolar (CONVIVE), actualmente Consejo Escolar para el Bienestar (CONEBI), en el ciclo escolar inmediato anterior, el Estado de México fue la entidad federativa con mayor número de reportes en materia de violencia en la educación básica, incluyendo acciones de acoso y maltrato escolar, con más de tres mil quejas recepcionadas.
La Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación en coordinación con la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, elaboraron esa herramienta jurídica, como eje de acción para la prevención y corresponsabilidad de la comunidad escolar en respuesta a la violencia que impacta al Sistema Educativo Estatal. Este ordenamiento, se suma a la Ley para Prevenir y Atender el Acoso Escolar en el Estado de México y a los Protocolos para la Prevención, Detección y Actuación en Casos de Abuso Sexual Infantil, Acoso Escolar y Maltrato en las Escuelas de Educación Básica del Subsistema Educativo Estatal y SEIEM.       
Obviamente, ninguna norma es perfecta, y el protocolo está lejos de serlo, pero ojalá sea un paso hacia la solución del problema. La violencia no es una cuestión escolar, es reflejo de lo que como sociedad hemos permitido. Si no actuamos hoy, heredaremos una sociedad fracturada, lo que no se corrige en casa y en las aulas hoy, se desbordará en las calles mañana.
*CONTACTO FB: https://web.facebook.com/Jacko.ruiz.mondragon
Protocolo Mochila de Paz y Prevención para escuelas de Nivel Básico y Medio Superior del Estado de México: https://legislacion.edomex.gob.mx/sites/legislacion.edomex.gob.mx/files/files/pdf/gct/2025/mayo/may151/may151b.pdf

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