Por Arturo Allende González*
Diversos analistas que han estudiado el pensamiento de Don Isidro Fabela Alfaro, han señalado la visión de estadista que tuvo el mexiquense de estatura universal, pero también, la vigencia que han tenido sus tesis en numerosos temas, muchos años después de su muerte física, acaecida hace poco más de 60 años.
Entre los rubros en los que se ha enfatizado la vigencia del pensamiento fabelista, se encuentra la educación y la cuestión cultural; así como el fortalecimiento de la inversión productiva para la generación de empleo sustentable y dignamente remunerado, a través de dos medidas trascendentales implementadas durante su gobierno: a) la promulgación de la Ley de Protección a la Industria en el Estado de México, que se convirtió en la base para el crecimiento económico de la entidad, promoviendo la inversión en pro del aumento de la producción industrial y agrícola, con lo cual se incentivó la generación del empleo y el ingreso de la población mexiquense y b) La creación del Banco Industrial del Estado de México S.A., destinado a apoyar financieramente a los industriales para aumentar su potencial económico y consecuentemente, mayores fuentes de empleo.
En el propósito por cerrar la brecha de desigualdad persistente entre hombres y mujeres en diversos indicadores socioeconómicos, recobra también vigencia la tesis que sobre la igualdad de oportunidades propuso Fabela en la década de los cuarenta del siglo pasado, al señalar:
“Cuando México indistintamente pueda, para las funciones públicas o sociales, elegir entre un caballero y una señora, ese día nuestra patria habrá llegado a un progreso cultural envidiable: el que yo quise, el que todos anhelamos, el que tenemos derecho a tener, el que tendremos”.
Sobre este tema, nuestro país registra avances, particularmente en la titularidad de las instituciones, sin embargo, aún queda camino por recorrer para alcanzar la paridad deseada en las estructuras ocupacionales de las dependencias públicas y organizaciones sociales; con mayor brecha de inequidad en los estados y municipios de nuestro país.
Otro apunte de Fabela sobre la perspectiva de género, fue el siguiente:
“Cuando en el parlamento de México veamos a nuestros distritos representados por mujeres, cuando en diplomacia veamos a nuestro país representado también por damas; cuando en los gabinetes presidenciables ocupen carteras las señoras, ese día México será ya, pueden ustedes asegurarlo un país verdaderamente culto”.
Hoy nuestro país, no sólo tiene paridad de género en ambas cámaras del Congreso de la Unión, así como en un gran número de las Legislaturas Locales; tiene a 14 mujeres ocupando la titularidad de igual número de dependencias y entidades del Gabinete Presidencial y a 13 mujeres gobernadoras, lo que equivale al 40.6% del total nacional, tiene a una mujer al frente del principal partido político (Morena) y a dos más, ocupando la Secretaría General -segundo nivel jerárquico más importante, en los otros institutos políticos de mayor notabilidad en la arena política nacional: (PAN y PRI) y, lo más relevante, México tiene hoy a una mujer ocupando la primera magistratura de nuestra nación.
Las tesis fabelistas sobre la equidad de género en el servicio público y en la esfera política, encuentran en el primer cuarto del siglo XXI, inobjetable vigencia en nuestro país.
La vigencia del pensamiento de Fabela en el rubro de la inversión productiva para la generación de empleo sustentable y dignamente remunerado, hoy lo encontramos presente, por un lado, en el Plan México: “incentivar la producción nacional con valor agregado y la creación de empleo, oficio, profesión o emprendimiento, bien remunerado y calificado”.
Por otro lado, en la declaración hecha el pasado 26 de marzo por Jorge Martínez Piva, director de la sede subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en México, al sostener que “Dada la transición hacia un nuevo escenario en la globalización, México, junto con América Latina y el Caribe, necesitan retornar a las políticas de desarrollo productivo”.
“Estamos viviendo grandes cambios globales y regionales. Estas transformaciones nos obligan a diseñar políticas de desarrollo productivo innovadoras”.
“En estas políticas de desarrollo productivo están las herramientas para elevar las tasas de inversión, incrementar la productividad, apostar a sectores dinamizadores del crecimiento, resolver los cuellos de botella y fortalecer las capacidades productivas nacionales a la luz de los cambiantes escenarios de la economía y la geopolítica mundiales”, aseveró el funcionario cepaleano.
Otro tema contenido entre los objetivos del Plan México, con el que también encuentra vigencia el pensamiento de Fabela, es el relativo a la “autosuficiencia alimentaria”.
Sobre el particular, Fabela apuntó: “Tenemos una extensión territorial inmensa, cerca de dos millones de kilómetros cuadrados. Y, sin embargo, tenemos que importar el trigo, hemos importado por años el maíz, es decir que, teniendo tierras que cultivar, muchas tierras que cultivar, no las hemos podido cultivar por falta más que nada de capital; pero antes que todo, por falta de conciencia política respecto al campo y la importancia de éste”.
En materia de política exterior, la no intervención y el respeto a la autodeterminación de los pueblos, tesis que tanto defendió Fabela y exigió su observancia en los diversos organismos multinacionales, en el marco del derecho internacional que rige a estos órganos colegiados, son hoy, tesis sobre las cuales debe seguir sustentándose la diplomacia mexicana.
Otro de los pensamientos de Fabela que cobra cada día mayor vigencia es el relativo a que: “Ningún Estado, por grande que sea, tiene derecho a provocar la degeneración moral de un pueblo pequeño que ama su dignidad y quiere ser libre”, lo anterior a partir de considerar que toda sociedad que se conduce con dignidad, debe ser tratada con dignidad y respeto, de ahí la importancia de que el Estado mexicano no claudique en sus principios de política exterior, manteniendo siempre
una actitud digna en el concierto de las naciones; haciendo valer su voz y su voto como en su momento lo hizo Isidro Fabela en defensa de naciones débiles que fueron invadidas o pretendieron ser absorbidas por países poderosos, como los casos de: Etiopía invadida por Italia en 1935 y la anexión de Austria por Alemania en 1938, por sólo citar dos ejemplos.
Traigo a colación un esbozo de la vigencia del pensamiento fabelista, al analizar el contexto que impera en diversos rubros en el escenario internacional: la guerra e invasión de Rusia a Ucrania, la invasión y barbarie bélica de Israel contra los palestinos de la franja de Gaza, así como las intenciones expansionistas y el usufructo de territorios y recursos por parte de los Estados Unidos de América, en diversas latitudes del planeta.
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