Por Lic. en T.S. Susana Bailón Correa*
Diversos estudios sobre las adicciones señalan que el núcleo familiar, particularmente, ciertos aspectos de su dinámica, como la calidad de su relación, la comunicación, la expresión de afectos, los valores, la satisfacción de necesidades físicas, psicológicas y emocionales, así como el sentido de pertenencia entre los integrantes de la familia, si bien, es una de las principales fuentes de apoyo y contención, también es cierto que no siempre son las más adecuadas para el sano desarrollo psicológico y emocional de sus integrantes, específicamente que el riesgo de consumir drogas aumente.
Luego entonces, ¿por qué si una familia se encuentra integrada, uno de sus miembros puede usar drogas? Cada persona es diferente y reacciona de distinta manera ante las exigencias de la vida cotidiana. En una familia aparentemente sana, uno de sus miembros puede consumir alcohol, tabaco u otras drogas, debido a que han fallado sus capacidades y habilidades para hacer frente a las exigencias diarias o no logran superar los obstáculos, dejándose llevar por la percepción de sus compañeros o amigos.
Durante la adolescencia se producen cambios que muchas veces provocan inestabilidad y por lo tanto riesgo de consumir drogas; al ser un periodo crítico para el desarrollo humano, si las herramientas y habilidades adquiridas durante la infancia son deficientes, el adolescente está en riesgo de sufrir una crisis emocional capaz de afectar su estabilidad mental futura, destacando desajustes psicológicos como la ansiedad y depresión.
Los recientes resultados de la ENA (Encuesta Nacional de Adicciones) manifiestan que la población más vulnerable, está conformada por niños y adolescentes (10-18 años), siendo la mariguana la droga de inicio, y el aumento de consumo de esta droga, comienza a presentar consecuencias psicosociales y de salud, debido a que el cerebro entre los 13 y 25 años se reorganiza y remodela, por lo que las emociones son lo primordial, ya que una emoción agradable, en la que existió el consumo de drogas propicia el desarrollo de la adicción.
Actualmente la mariguana comienza a tener aspectos de venta semejantes al alcohol y al tabaco, utilizando la denominación de “droga suave”; sin embargo, los daños por su consumo incluyen enfermedades mentales como la psicosis paranoide, trastornos bipolares, esquizofrenia, sobre todo si el cerebro tiene esta vulnerabilidad; existe una mayor probabilidad de desarrollar depresión y ansiedad, aunado a conductas antisociales, recientes datos presentados en el Congreso Internacional en Adicciones, refiere que 34.8 millones de jóvenes entre los 14 y 25 años tiene una alta participación en la delincuencia, incrementando el riesgo ante un consumo de drogas.
Los padres pueden detectar algunos signos, rasgos o actos que estén relacionados con el riesgo para iniciar el consumo de sustancias, a estos se les denomina factores de riesgo y la conducta antisocial, forma parte de dichos factores.
El adolescente se encuentra en una etapa importante de su vida, cada padre o madre de familia tiene una idea acerca de la conducta de su hijo, y estos elementos de juicio les sirven para reconocer los riesgos a lo que se enfrentan, y estar atento a las señales de alerta, recuerde que, la etapa que vive, está llena de oportunidades, así que es fundamental brindar apoyo cuando se equivoquen, conservando la calma, las drogas siempre estarán cercanas a ellos, por lo que es conveniente estar atento a las señales de alerta, y buscar la asistencia de un especialista.
El Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones (CECOSAMA), con sede en Atlacomulco le ofrece Detección oportuna de personas vulnerables a consumir sustancias, Consejería familiar e individual a personas con adicciones y Tratamientos psicológicos en alcoholismo, tabaquismo y otras drogas, con horario de atención de lunes a viernes de 8:00 a 16:00 horas, o comuníquese al 712 122 0031.
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