Por Dra. Leticia GaPe*

Los tratamientos médico-estéticos, no son únicamente sobre las líneas llamadas arrugas, van más allá de la mejora de las líneas faciales, contribuyen al aumento del bienestar emocional en los pacientes.

Es evidente que las emociones influyen en nuestras expresiones faciales, la forma en que nuestras expresiones faciales afectan nuestro estado de ánimo es menos obvia.

En la cabeza humana, existen 43 músculos individuales, algunos se involucran en funciones tan importantes como la visión y respiración. Los 20 músculos faciales estriados, que unen la piel de la cara con el hueso del cráneo, son necesarios para la masticación y las expresiones de ira, felicidad, sorpresa, miedo, tristeza y asco.

Está demostrado que la aplicación de toxina botulínica A en líneas glabelares (entrecejo), ha sido un respaldo muy positivo en el estado de ánimo, por el efecto que genera en la expresión facial.

En 1987, los Doctores Jean y Alastir Carruthers se percataron del llamado “efecto alisador” de la toxina botulínica A (BoNT-A) o BOTOX como muchos la conocen, aunque este último concepto es la denominación de la primera marca, utilizada para tratar a pacientes con blefaroespasmo.

A partir de 1992, se ha comprobado cómo las inyecciones de BoNT-A mejoran la apariencia de arrugas. Obviamente cuando el médico que la aplica posee un conocimiento completo de la estética facial y un enfoque anatómico del envejecimiento de la cara.

Con los avances científicos se han descrito técnicas de aplicación con beneficios terapéuticos en hiperhidrosis, migraña, y como tratamiento coadyuvante con ácido hialurónico, láser facial, etc.

En la “Teoría de propiocepción emocional”: el efecto de mejora del estado de ánimo de la terapia con BoNT-A probablemente esté mediado por la interrupción de un bucle de retroalimentación propioceptiva desde la musculatura facial hasta el cerebro emocional.

La pandemia derivada de la propagación del SARS-CoV-2 aumentó la depresión, ansiedad y el estrés, en la población en general (niños, adolescentes, mujeres, hombres, adultos mayores), incluso en trabajadores de la salud, dejando al descubierto que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger su salud mental. La OMS proyecta que para el 2030 el principal motivo de muerte en el mundo serán los trastornos mentales.

Según el reporte Health at a Glance 2021 de la OCDE, en 2020, casi 28% de adultos mexicanos encuestados presentaron señales de depresión, cifra nueve veces mayor que la de 2019.

El cuadro clínico de un paciente con depresión; está caracterizado por un descenso del estado de ánimo, la pérdida del interés y la capacidad de disfrutar de la persona, con falta de energía en un periodo mínimo de dos semanas. Además, pueden presentarse alteraciones en el sueño, tener sentimientos de culpa, baja autoestima, dificultades para concentrarse, lo que genera problemas en la vida social, laboral y familiar.

Por lo anterior, los pacientes (hombres y mujeres) deben saber que diversos estudios justifican el uso de inyectables como toxina botulínica y ácido hialurónico con una historia médica completa y revisión clínica, para descartar contraindicaciones y conseguir el “efecto antidepresivo”, que se refiere a mejorar el aspecto emocional por un efecto-reflejo al verse descansado, con equilibrio facial, en conceptos de belleza y salud, lo que favorece también sus relaciones sociales, laborales y familiares. Mediante procedimientos cómodos, no quirúrgicos, que no implican un “down time”.

Existen muchos mitos en torno a que los tratamientos en medicina estética generan adicción, deforman la cara, cambian la expresión. Sin embargo, en mi experiencia profesional:

LA ADICCIÓN, es un gusto por verse bien, con citas de seguimiento en medicina estética y rutinas saludables, incluyendo alimentación y ejercicio, pues ambos se reflejan en la calidad de la piel y musculatura. Un médico con ética sabrá decirte “STOP”, hasta conseguir un aspecto saludable, y no existirá una dependencia a un solo tratamiento, pues se trata de un proceso dinámico que puede ser modelado y entendido tejido por tejido y célula por célula.

El éxito de un tratamiento depende del diagnóstico médico y del compromiso del paciente para seguir las indicaciones o recomendaciones por el médico, en las que se incluye un estilo de vida saludable, el cual es personalizado, a la edad, ocupación, lugar de residencia, patologías crónicas en tratamiento farmacológico, etc.

NO SE DEFORMA LA CARA si se aplica el tratamiento con un médico experimentado, y con conocimiento anatómico de estética facial, de procesos fisiológicos y de patologías craneofaciales, además; sabedor del manejo de complicaciones con el uso de inyectables. Ya que las técnicas han mejorado, y es la obligación del médico, mostrarte el producto a aplicar con el permiso correspondiente ante COFEPRIS, o FDA, EMA, INVIMA, ANMAT, Anvisa.

Por ello debería dejar de ser un issue ver a actrices, cantantes o figuras públicas que se realizaron tratamientos estéticos hace 20 o 10 años.

NO SE CAMBIA LA EXPRESIÓN. La contaminación, el cambio climático, tu alimentación, genética, el sedentarismo, el envejecimiento y tus pensamientos están cambiando ya tu rostro, si agendas tu consulta en medicina estética para una apariencia facial emocionalmente más positiva y/o menos negativa puede ser tan importante como el deseo de una apariencia más hermosa y juvenil.

Una razón más para adoptar un estilo de vida para un envejecimiento saludable, con tratamientos en medicina estética, pues hay regímenes de cuidado personalizados.

Se trata entonces de aplicar la ciencia médica en el arte y la técnica de proyectar, y diseñar para una reestructuración facial, en un estilo de vida que diseña la edad de manera saludable; el buen uso y la función del cuerpo (piel, grasa, músculos, huesos…) y de la mente, con planes de tratamiento dinámicos e integrales.

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