Por Jacobo Gregorio Ruiz Mondragón*

Cada cinco de febrero, conmemoramos no sólo un aniversario más de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, celebramos también, la «Fraternidad Atlacomulquense», originalmente en los llanos de San Martín, el Rancho “El Porvenir”, el paraje «Los Pingüinos» en San Francisco Chalchiuapan, y así, hasta hacer del Parque Recreativo «Las Fuentes», punto de encuentro que no requiere invitación.

Parafraseando al Profr. Antonio Corral Castañeda, ya no se realizan carreras de cintas, pero hay puerco encebado; ya no hay tiro al blanco, pero hay box; ya casi no hay cascarones de huevos rellenos de confeti, pero hay espuma. Los columpios confeccionados con lazos y madera, cedieron su espacio a los modernos juegos mecánicos; ya no hay carreras de caballos y algunas otras actividades, pero tenemos como recuerdo, el «Mural Fiestas y Tradiciones de Atlacomulco» de la Maestra María del Rosario Martínez Magaña y la colaboración de Carlos Lovera Martínez; el pasado ya se fue, pero sirvió de cimiento para construir el presente y el futuro recién comienza a escribirse.

Por «fraternidad», debe entenderse a los miembros de una comunidad social y política, que aún sin tener lazos naturales entre ellos, aspiran a relacionarse entre sí, como lo harían, al menos en un aspecto teórico, hermanas y hermanos de una «familia» más amplia, llamada sociedad. Es sinónimo de hermandad, proviene del latín «fraternitas», derivada de la voz «frater» que significa hermano, emparentado a la vez, con la palabra «sororidad», o hermandad entre mujeres.  

Si un Municipio, es una entidad administrativa de personas libres e iguales regidos por un Ayuntamiento, entonces, la fraternidad debe caracterizarse como un elemento del dominio de la razón práctica, que se fija como la directriz sustantiva para formar vínculos solidarios y respetuosos, en ese proyecto de construcción civilizatorio en el horizonte de un mundo mejor.

Alguna vez cuestionaron a Octavio Paz, ¿cuál es el puente que puede unir a la libertad, igualdad y fraternidad?, y él expresó: A mi modo de ver, sería la fraternidad. «En ella se enlazan las otras dos. La libertad puede existir sin igualdad y la igualdad sin libertad. La primera aislada, ahonda desigualdades y provoca tiranías; la segunda, oprime a la libertad y termina por aniquilarla. La fraternidad es el nexo que les da unidad, la virtud que las humaniza y armoniza».

Los principios de libertad, igualdad y fraternidad, generalmente asociados a la revolución francesa, impactaron en el curso de la historia de forma asimétrica. La libertad y la igualdad, se incorporaron a las constituciones; mientras que, la fraternidad fue parcialmente olvidada, siendo relegada a idearios personales o religiosos, hasta que su vocación universal la colocó de nueva cuenta en el escenario mundial.

Pero de poco o nada sirve reflexionar en torno a la fraternidad, si esa reflexión no nos conduce a hacer de ella, un principio universal, y entonces, filósofos como Carlos Marx, dirían: «la fraternidad es una palabra que encubre tan sólo una ilusión, una realidad poco consistente, simplemente utópica y engañosa»; o novelistas como André-Georges Malraux, ratificarían que «fraternidad sólo hay una, y ésta, se encuentra al otro lado de la muerte», pero entendida como valor, debe relacionarse con la solidaridad, el respeto y la ayuda mutua, bajo la premisa de que todos los seres humanos, en alguna medida, somos hermanos o hermanas, según corresponda.  

Así, fraternidad es un término abstracto que evoca diversos conceptos como amistad, humildad o afectividad. Todas ellas implican la relación con los otros y, en su conjunto, imprescindibles para construir a la Humanidad, dicho en otras palabras, la calidad de una sociedad se puede medir por la fraternidad que practican sus miembros.

A la lectura de este artículo, seguramente ya se habrá publicado el Bando Municipal en la gaceta correspondiente, sin embargo, en lo sucesivo podría ser de utilidad, adicionar a ese ordenamiento legal, una exposición de motivos o un preámbulo, en el que más allá de ideologías partidistas, se establezcan esos tres principios reforzados con la perspectiva del municipio. Y por otra parte, que la fraternidad sea la semilla en el aire que busca tierra fértil para obtener de ella una mejor versión de sus ciudadanos en un mundo globalizado caracterizado por discursos de segmentación y odio.

Imágenes extractos del Mural «Fiestas y Tradiciones de Atlacomulco» de la Maestra María del Rosario Martínez Magaña

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