Por Jacobo Gregorio Ruiz Mondragón*
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, «generación» es un conjunto de personas de edad parecida que se comportan o actúan de manera similar, por haber recibido una educación o una influencia sociocultural semejantes. Incluso, pudiera entenderse como metáfora de la construcción social del tiempo en la esfera pública.
Augusto Comte, Karl Mannheim, José Ortega y Gasset, y muchos otros más, se dieron a la tarea de realizar investigaciones en materia de las «generaciones», sin embargo, fue el fotógrafo Rober Capa quien utilizó el término: «Generación X», en un ensayo fotográfico. Posteriormente, el término se popularizó con la novela: «Generación X: Tales for an Accelerated Cultura», del escritor canadiense Douglas Coupland, en la cual tres personajes: Andy, Claire y Dag, dejan sus trabajos para encontrarle sentido a su vida, en Palm Springs, California, Estados Unidos.
Originalmente, se consideró oportuno catalogar a cada generación en lapsos de veinticinco años, a raíz del espacio de tiempo que transcurre entre el nacimiento y madurez de todo ser humano, no obstante, los cambios abruptos suscitados en el mundo, hicieron que hasta ahora esa clasificación se estandarice, esencialmente, en períodos de quince años. Actualmente, las generaciones se categorizan en: «Baby Boomers» (1946-1964); «Generación X» (1965-1980); «Generación Y-Millennials» (1981-1996) y «Generación Z-Centenial» (1997-2009).
Ahora bien, al utilizar las últimas letras del alfabeto latino: «X, Y, Z», surgió la interrogante en el sentido de cómo se denominaría a cada una de las generaciones futuras cuya cuestión se resolvió utilizando el alfabeto griego. De ahí que, las siguientes son y se denominarán: «Generación Alfa» (2010-2024); «Generación Beta» (2025-2039); «Generación Gamma» (2040-2054); «Generación Delta» (2055-2069); «Generación Épsilon» (2070-2084), etc.
Hay quienes consideran que esta nueva generación debe asociarse al léxico tecnológico, en razón del mundo digital actual, en el que la «versión beta» simboliza un prototipo en constante evolución y adaptaciones incesantes.
Dicho sea de paso, la «Generación de Cristal» no constituye en sí una categoría, sino a un término acuñado por la filósofa española Monserrat Nebrera, para referirse a las y los jóvenes nacidos después del año dos mil, cuya característica distintiva es su fragilidad emocional, caracterizada por alta sensibilidad y vulnerabilidad debido a una crianza sobreprotectora por parte de sus familias. Es decir, no se trata de una categoría sino de un rasgo distintivo de un segmento de los integrantes de la «Generación Z», desde luego, sin generalizar.
La «Generación Beta», inicia con la génesis del año, en el que quienes nazcan a partir de este mes, lo harán en una era marcada por el mayor desarrollo de la tecnología, en un espacio donde lo digital y lo físico prácticamente serán indivisibles. Al ser una generación nueva, aún no se definen características específicas, pero expertos aseguran que serán nativos digitales avanzados, que crecerán con la inteligencia artificial y entornos virtuales inmersivos, con mayor conciencia sobre el medio ambiente y estilos de vida sostenibles desde temprana edad, pues los tiempos, tecnologías y acontecimientos sociales nos moldean, pero son más determinantes para quienes los experimentan en sus años de formación.
Mucho se dice que estamos en la era de la información y del conocimiento, pero todas las épocas han sido de información y conocimiento, la humanidad siempre ha generado información y conocimiento; la diferencia, es la velocidad con la que se producen. Los cambios que antes requerían centurias, ahora ocurren en décadas: la aceleración de la historia es una realidad dominante, en la que el paradigma no será la erudición sino la facilidad de acceso al conocimiento y su pragmatismo para usarlo en favor del bien común así como la búsqueda de la armonía entre generaciones, a efecto de dejar atrás el viejo adagio que dice: «los mayores reprochan a los jóvenes ser narcisistas mimados con aspiraciones exageradas, y los jóvenes, critican a sus mayores por arruinar con su egocentrismo, su futuro y quizá el de toda la humanidad».
Parafraseando a Marty Rubin, las estrellas nunca se alinean ni todos los semáforos se ponen en verde al mismo tiempo, sin embargo, ambos convergen en la cotidianidad de la vida.
Facebook del autor: https://web.facebook.com/Jacko.ruiz.mondragon





