Por Erika Velasco García*

– Herida de impotencia:

Cuando nunca se ha valorado mi capacidad, nunca se me ha permitido hacer las cosas por

mi cuenta, tomar decisiones o correr riesgos, o cuando se ha vivido una circunstancia

dolorosa imposible de cambiar, como la muerte de un ser querido o una enfermedad

grave. Lleva a pensar cosas como “no soy capaz, no podré cambiarlo”, “soy débil y

pequeño”, “no tengo recursos, ni fuerza, ni ideas”, o “el mundo es demasiado grande para

”.

En ocasiones sentimos que los demás esperan mucho de nosotros, y ahí es donde más vulnerables nos sentimos, porque quisiéramos cumplir las expectativas, y nos frustramos, sentimos impotencia al no poder resolver esas exigencias ajenas, y es normal, porque no son tus sueños, no son tus proyectos, no son tus pasiones.

Entonces el primer paso para dejar de sentir esa impotencia, es no hacer caso de lo que quiera o no la gente de nosotros, para sentirnos plenos y en paz, lo importantes es enfocarnos en nuestros sueños, nuestros planes, nuestros proyectos, en actividades que realmente nos apasionen a nosotros mismos, sin que nos afecte lo que opinen los demás.

Pasa mucho al elegir carrera, es probable que el padre o la madre, hayan querido en el pasado concluir alguna carrera (arquitectura, docencia, contador, actriz), o que se cuente con esa carrera, ejemplo una familia de doctores, entonces quieran seguir con ese legado de doctores porque en esa familia solo hay doctores, o que al no concluir dicha carrera, a partir de los hijos quieran cumplir ese sueño, pero si no es parte de su esencia del chico, no tiene las habilidades para esa profesión, solo lo inclinarán a la desdicha, por ello hay tanto profesional enojado y molesto con las actividades que desarrolla, porque no se está dedicando a sus pasiones.

Por eso la importancia del autoconocimiento, por una parte y por el otro lado, en agradecer las oportunidades que tenemos en nuestro entorno, pero decidir acorde a mis propios intereses, de ello dependerá en el futuro si me dedico a lo que me gusta, y por consecuencia me siento feliz con ello; si decidimos a partir de lo que quieren los demás, es probable, que los demás estén contentos, pero tú, que eres la persona más importante, con la que convives 24/7, ¿cómo estarás?, cumplir las expectativas hará felices a los demás, pero no a ti.

Impotencia es la emoción que nos produce aquellas situaciones en las que queremos conseguir algo y vemos que no lo alcanzamos.

La sensación de Impotencia iría de la mano de la sensación de poder; el poder que nos otorgamos para ir por aquello que nos parece interesante.

En la vida diaria, madres, padres y profesores sentimos impotencia en algunas ocasiones, cuando trabajamos por una superación personal. Todas las personas deseamos ver nuestros deseos cumplidos.

Si vivimos con esa sensación de impotencia, nuestra vida será más frustrante. En el día a día quién no se ha planteado cómo mejorar la comunicación con su hijo o su alumno o su jefe. Quién no ha querido, o se lo ha planteado, algo que al  final del día evalúa como imposible de llevar a término. Si vivimos agarrados a ese esfuerzo constante, derrochamos energía en algo, que a lo mejor la naturaleza nos presenta como inalcanzable.

Por ejemplo, todos los padres y madres deseamos tener conversaciones enriquecedoras (donde reine la complicidad) con nuestros hijos adolescentes. Pero empeñados en ello, nos dará como resultado dosis enormes de impotencia. La naturaleza misma de la adolescencia, nos dice que será un tramo de la vida donde la comunicación se reducirá drásticamente y la complicidad no será contigo (mamá o papá) sino con personas casi siempre de la misma edad y sexo.

Qué claves podemos tener para disminuir esa sensación de impotencia. A continuación, te presento unas claves con las que pretendo acompañar tu emoción y dotarte de herramientas para gestionar mejor tu impotencia.

  • En primer lugar, te invito a hacer un análisis real de tu impotencia. Responderte a las preguntas ¿Qué quiero conseguir?; ¿Que estoy haciendo para conseguirlo?; ¿Cómo me siento cuando no lo consigo?; ¿Cuándo he intentado alguna de mis opciones y qué resultados he tenido? Estas preguntas pueden ayudarte a definir mejor tu impotencia. Tomando conciencia de la emoción, te permite abrir tu mente para ver nuevas posibilidades.
  • Autodistanciarse” de la emoción. Apartarse de ti mismo y de cómo te sientes. Ver la emoción “como si” perteneciera a otra persona. Te ayudará a ver la situación que te provoca impotencia desde otro punto de vista. Te aportará información que hasta ahora no creías poseer.
  • “Cambia el foco”. La impotencia deriva de una sensación de no poder. Cambia el foco de visión hacia las cosas que sí puedes. Sobre las cosas que te hacen sentir poder. Sacando tus fortalezas a la luz, contribuirás a disminuir esa sensación de impotencia.
  • Pregúntate ¿qué tiene de bueno esta emoción de impotencia? ¿Qué obtienes? Aunque sea una emoción desagradable, puedes tener una gran transformación personal. El sentir impotencia se puede convertir en un gran reto a superar. Puede hacer de revulsivo para aportarte un gran crecimiento personal.
  • Utiliza otros recursos. Explorar en tu pasado y recuperar recursos personales que te hayan servido en otros momentos, te dará valor y pueden poner fin a tu sensación de impotencia.
  • Pregúntate ¿Para qué? Para qué me sirve tener esta sensación de impotencia. Te ayudará a ver qué valor das a la situación y a evaluar si te compensa seguir sintiendo impotencia o no es tan importante el momento como para mantenerla.
  • Acéptala si realmente lo que persigues es imposible de alcanzar. Serás más feliz. Pondrás fin a una batalla perdida. A partir de vislumbrar esta realidad, seguramente centrarás tu atención en cómo puedes vivir esa situación que te creaba malestar.

Después de ésta reflexión, quiero sintetizar en que el primer paso es la toma de decisiones asertivas, acorde a nuestra esencia y felicidad. Y el paso número 2 para enfocar esa habilidad, para sentirnos fuertes, decididos y así aprender a tomar decisiones, sin remordimiento, haremos un ejercicio: En una hoja blanca, con tinta naranja, vamos a escribir:

Mi letra es fuerte, como yo soy.

Ésta frase 21 veces, por 21 días.

Y así seguiremos en nuestra libreta de dibujo, de grafoterapia, desarrollando habilidades, para vivir mejor, ser más libres, más empáticos, y poco a poco ir tomando decisiones asertivas, así quincena a quincena compartiré con ustedes estimados lectores, ejercicios para sanar desde la mano hasta al cerebro. Terminaremos sanando todas las heridas, y al término seguiré con ejercicios para resolver situaciones que ustedes comenten en las publicaciones.

Escritura, autorretrato de la persona. Como escribas, es como estás viviendo.

Max Pulver

Si éstas líneas te hacen sentido, te llaman, te hacen reflejo, es porque estás en un proceso de sanación, ahora solo queda en ti, seguir aprendiendo, compartiendo, sanando, como  ya lo he escrito, en múltiples ocasiones, escriban todo lo que sienten, transmuten esas emociones negativas, una vez que las aceptas, es el inicio del proceso de sanación, después busca estrategias para soltarlo, y la escritura es una estrategia maravillosa, para sacar el dolor, el enojo, la represión, la culpa, la frustración, la impotencia, haz la prueba, escribe sobre algo que te duele o te molesta, después destruye lo que escribiste, y notarás lo liberador que es.

En este punto es preciso aclarar, que cuando son frases de sanación, es decir, frases positivas, sí las puedes conservar en una libreta, cuando son cartas de rencor, coraje, tristeza lo que se recomienda es destruirlas, es como el ritual o el simbolismo de que lo sacas de tu vida, y así ya no podrá afectarte.

Como cada quincena es un gusto, compartir grafología con ustedes, pero para que sean más efectivas, éstas publicaciones, les pido que en comentarios o en mensaje personal, escriban sus inquietudes  para así desarrollar contenido, de acuerdo a sus inquietudes, y podamos interactuar de mejor manera. Me despido deseándoles que cada proceso que estén viviendo, aporte a su crecimiento personal y a su felicidad, sean felices, y escriban todo lo que duele.

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