Por Ana Karen Flores*

Somos mucho más fuertes cuando nos tendemos la mano

y no cuando nos atacamos,

cuando celebramos nuestra diversidad […]

y juntos derribamos los poderosos muros de la injusticia.

Cynthia McKinney

Hablar de derechos humanos es sencillo, la bibliografía, redes sociales y múltiples referencias nos hacen imaginar que los derechos humanos son parte del tema nacional. Claro, en 2011 con la Reforma Constitucional lograron considerarse en aspectos relevantes con la vida cotidiana.

Los derechos humanos se definen como el conjunto de prerrogativas que tenemos relativos a la condición humana; de ahí las infinitas concepciones y clasificaciones, su universalidad, progresividad, interdependencia e indivisibilidad los hacen especiales y hasta cierto punto necesarios para abrir otros derechos. Los denominados derechos llave.

Un derecho llave es aquél que abre la puerta a otro derecho, ejemplo: El derecho a la identidad permite acceder a la salud o educación, haciendo uso de una base contando con el nuevo beneficio. Es como funciona la interdependencia mejorando las condiciones de vida de las personas.

Los derechos humanos establecen nuevas perspectivas, modificando los contextos de vida de cada persona, mejorando así la toma de decisiones o rompiendo paradigmas en pro de un nuevo modelo de vida. Tal es la magnitud, que la defensa de los derechos ha protegido la labor de las personas activas en estos temas.

Ser una persona defensora de derechos humanos consiste en incidir, participar o mejorar desde las diversas áreas, la promoción, vigilancia y cumplimiento de estas prerrogativas; fiscalizar la función estatal en la protección y garantía de los mismos con la finalidad de avanzar, pero no retroceder en cada uno de ellos.

¿Sabes cuál es el derecho que está alejado? Sí, la educación es uno de los derechos que se encuentra desatendido cada año. Ya sea por la falta de presupuesto o asignación de recursos, el poco o nulo reconocimiento del personal docente en la enseñanza, elaboración de programas para el fortalecimiento del aprendizaje o bien, la resistencia del Estado de promover educación de calidad.

Así es como se reflejan las deficiencias en el tema de derechos humanos, no solo consiste en la promoción o el observar el actuar, sino cómo los mecanismos jurídicos y sociales mantienen ese seguimiento adecuado con el objetivo de velar por las cuestiones de la población.

¿Cómo es la labor de una persona defensora de derechos humanos? Pareciera que es simple salvo las complejidades de los temas. En diversos aspectos constituye un “estigma” como bien lo han señalado algunas organizaciones de la sociedad civil, especialistas y expertas; no solo por el hecho de la defensa formal: a través de acciones legales, colectivas o de incidencia; informal en el sentido de luchas, manifestaciones o reclamos sociales ante la indiferencia.

Las acciones de las personas defensoras de derechos humanos adicionan el acompañamiento a víctimas de violaciones de derechos, asesoría legal, psicoemocional en cada momento, difusión de los avances, detección de irregularidades, propuestas y seguimientos en políticas públicas, étc.

Defender los derechos humanos trae consigo la definición a los grupos desprotegidos o vulnerables: mujeres, niñas, niños y adolescentes, personas adultas mayores, medio ambiente, pueblos indígenas, causas que afectan el desarrollo de las personas a lo largo de la vida trae determinados obstáculos, desde posibles agresiones, señalamientos como la estigmatización, aspectos físicos o de salud: agotamiento emocional, físico, depresión, aislamiento social; justo por la falta de apoyo.

La comprensión y las redes de apoyo son fundamentales en la defensa de los derechos humanos fungiendo como soporte, escucha o acompañamiento enfocado a las personas defensoras; porque equilibra el bienestar físico y emocional, delega parte de las labores mientras se descansa y contribuye a una mejor participación.

El descanso juega un papel relevante en los temas de defensa de derechos humanos, pues ante un ritmo de vida acelerado encontramos que el descanso ayuda a mejorar habilidades y recuperar energías ante el desgaste. Además, el descanso es una necesidad primordial lo cual no debe condicionarse ni asociarse al desinterés, en el contexto de derechos humanos es pieza clave en el entendimiento de las inquietudes sociales.

Asimismo, honrar el trabajo y la memoria de las personas defensoras de derechos humanos plasma los avances, puntos a trabajar y episodios históricos que permitieron fijar una base a las nuevas generaciones de derechos humanos. No solo el sentido de un trabajo contributivo, también la manera de considerar los riesgos, las amenazas y la remuneración adecuada en temas de impacto o relevancia.

Los derechos humanos no solo consisten en el apoyo físico, sino en el trabajo físico e intelectual para incidir en todas las áreas de oportunidad, cuando no se otorgan las condiciones primordiales para la protección de las personas, así como las familias, se vulnera esa línea contribuyendo a los abusos por las autoridades, el desgaste físico y emocional o el retroceso de los derechos humanos.

La defensa de los derechos humanos no es una tarea fácil ni inmediata. Requiere paciencia, perseverancia y una visión a largo plazo, pues los cambios estructurales no se logran de la noche a la mañana. Cada paso dado en la protección de estos derechos contribuye a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y respetuosa de la dignidad humana.

Además, es necesario destacar que, en este trabajo, la colaboración y el apoyo mutuo son esenciales. Los defensores de los derechos humanos no deben caminar solos; su labor se enriquece cuando cuentan con redes de apoyo que les permitan compartir experiencias, recursos y estrategias. Es fundamental que las instituciones, la sociedad civil y los individuos se unan para garantizar que los derechos humanos sean una prioridad real y no solo un tema de discusión.

Solo cuando existan mecanismos efectivos que protejan tanto a los defensores como a las víctimas de violaciones de derechos humanos, podremos garantizar avances verdaderos en la materia. Esto implica crear entornos seguros, apoyos institucionales robustos y una verdadera voluntad política que permita avanzar hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa.

En este sentido, la labor de los defensores debe ser vista como un pilar esencial para el bienestar social. No solo son guardianes de los derechos fundamentales, sino que también son agentes de cambio que nos invitan a reflexionar sobre lo que significa vivir en una sociedad que realmente respete y proteja a todos sus miembros.

Redes sociales: Ana Karen Flores: https://web.facebook.com/DeFloresKaren

Tendencias