Por Ana Karen Flores*
“Si no se ve atenuado por la compasión y la empatía,
la razón puede llevar a hombres y mujeres a un vacío moral”.
Karen Armstrong
El ambiente se siente con cierto aire de nostalgia e incertidumbre, tal vez los cambios relacionados con la toma de protesta del cargo; las noticias constantes actúan como remolino lo cual no permite tener un panorama claro y amplio de lo que sucede. A su vez, los meses característicos de octubre, noviembre y diciembre traen consigo esa sensación anhelada de calma, tranquilidad y nuevas ilusiones.
La salud es parte de los deseos más solicitados o mencionados en las uvas de Año Nuevo; permitiéndonos así tener más prosperidad, abundancia para cumplir con nuestras metas y objetivos. Aún así, ¿Qué es la salud? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), vaya la redundancia; se traduce como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades.

De ahí que la frase “en la salud y en la enfermedad” se refiere a la posibilidad de apoyar a la persona o personas en los momentos de completo bienestar y en la presencia de la enfermedad. Más allá de una cuestión o promesa amorosa, implica un sentido de solidaridad y compañerismo en lo colectivo.
La salud no abarca solamente la parte física, sino todas las aristas que componen el bienestar integral de cada persona; entre ellas la salud mental, salud sexual y reproductiva, física y preventiva; la diferencia radica en el tratamiento. De ahí se habla también de la empatía y la compasión como componentes clave en la atención médica social.
La salud mental todavía sigue siendo un tabú en la sociedad, probablemente por el desconocimiento en el tratamiento de las enfermedades lo cual llega a generar un ambiente de discriminación, prejuicio o estigma hacia las personas o pacientes, en otros contextos similares, las personas que acuden a revisión médica pueden sentir dichas acciones de manera parecida o bien, dejarlas pasar por temor a ser cuestionadas.
¿Cuál es la relación entre la empatía y la compasión en el tema de la salud? Una nota de México Pragmático comenta que la compasión y la empatía nos permiten lograr una mayor comprensión por lo que sienten los trabajadores o cómo la salud mental impacta en el ambiente laboral. Lo que se entiende por empatía traducido al “siento” es ideal pasar al “aquí estoy para ayudar” es decir, la compasión como fin último.
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Esto aplicado al ambiente labora –porque recordemos que la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo, Identificación, análisis y prevención. Establece los criterios necesarios para el mejor desempeño de las personas trabajadoras en los entornos laborales destacando entre ellos la prevención y atención ante casos de acoso y/u hostigamiento sexual laboral o condiciones que pongan en riesgo físico a las personas.
Pero más allá de trabajar sobre la empatía y la compasión en una situación concreta; el tema de la salud mental con relación a estos conceptos se manifiesta en la forma que socialmente brindamos el apoyo: a nivel individual, la empatía no necesariamente se traduce en un “siento lo que tú” porque también hay límites y aunque parezca una versión idealizada del evitar que la otra persona sufra, se trata más bien de comprender lo que ocurre con la persona. Es una especie de “sentir” lógico: recursos destinados, si tiene respaldo o apoyo, étc., dicho de otra forma: lo tangible.
Mientras, la empatía desde el punto emocional busca efectivamente permitir validar las emociones presentes: alegría, tristeza, ira, dolor, llanto; cual sea; sin la necesidad de limitar o señalar errores o aciertos en la forma de externarlo porque la validación consiste en eso, en sentir y expresarlo, mostrarlo en el espacio necesario. Pudiendo ser un espacio físico si así se desea o con el espacio emocional a cada persona de evitar juicios o reclamos.
De ahí: empatía es “sentir”.

Sobre la compasión, honestamente hablar de esta palabra se interpreta en el ámbito religioso o de creencias cuando pudiera ser, pero socialmente sería “ayudo”. La compasión se trata precisamente de otorgar las herramientas que permitan ayudar a las personas en el momento necesario. Si bien, la frase “ten compasión de mí” se acompaña de la tristeza o el dolor, refiriéndose al estado de desesperación es el punto de solidaridad o compañerismo.
La compasión es una pieza clave, que claro, sus matices son complejos porque es necesario pasar por la empatía lo que dificulta su aplicación, pero no es imposible. En un mundo acelerado donde no se nos permite llorar ni sentir o tener esa característica humana, ya sean las rutinas, el tráfico, los deberes, el medio ambiente, la falta de oportunidades o los constantes cambios para costear la vida diaria se convierte en algo deseado.
La compasión es: “ayudar desinteresadamente”.

Si entrelazamos la empatía y la compasión ahora en la salud y enfermedad, podemos deducir que son pilares necesarios para mejorar el trato digno hacia las personas o pacientes, extendiéndose a los familiares. ¿Por qué? Porque tener esa pauta de escucha, validación y ayuda, otorga una mejor toma de decisiones, así como un bienestar pleno. Además, el impacto en la salud mental es favorable dado que comprende las necesidades de las personas; esto no significa dejar el tratamiento o la falta de medicamentos, no; sino el hecho de complementar esta parte olvidada por las circunstancias.
El enfoque de la salud mental en el ámbito laboral es fundamental porque consolida el desarrollo de las personas trabajadoras logrando los objetivos planteados, también en el área médica porque permite las condiciones idóneas en la recuperación o cuidados paliativos, si lo relacionamos con el tema de voluntad anticipada, la salud pareciera un concepto general pero no, la salud al igual que la enfermedad son claroscuros complementarios; sin un estado de bienestar no podríamos ver las fallas y sin enfermedades no logramos dimensionar los avances.
La salud y enfermedad se traduce en una frase común en el matrimonio, la empatía y la compasión como cualidades difíciles o complejas de manifestar, pero no, solo se trata de aceptarlas y adaptarlas correctamente.
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