Por: Mari Jose Rivera Benítez*

La columna vertebral está formada por 26 huesos llamados vértebras, unidos por un complejo músculo ligamentoso; en conjunto tienen la función de proteger la medula espinal, dar movimiento y estabilidad al tronco.

El disco vertebral está compuesto por agua y colágeno; es una estructura que se encuentra entre las vértebras que sirve de amortiguador, restringe la amplitud del movimiento y la transmisión de cargas.

El disco vertebral se somete a distintas cargas: Compresión, flexión, cizallamiento y torsión.

Un prolapso o hernia discal se produce al combinar una ligera torsión con movimientos de esfuerzo, de impacto o de peso y generando un mecanismo de irritación de las raíces nerviosas.

Otros elementos que se asocian a la aparición de una hernia de disco son: degeneración por edad, antecedentes traumáticos repetidos y sobreesfuerzo articular; por lo cual es un padecimiento de elevada frecuencia y con una gran repercusión social y económica.

Existe una clasificación por la cantidad de disco involucrado en la compresión:

  • Hernia parcial
  • Hernia masiva

En su forma típica una hernia de disco va a ocasionar un síndrome de compresión radicular, la naturaleza e intensidad de los síntomas va a depender del grado del mismo.

El primer signo de aparición es el dolor de espalda, en algunos casos se altera la sensibilidad y si la compresión es importante, habrá afectación motora.

Algunos de los síntomas son:

  • Mala postura
  • Contractura muscular en espalda
  • Trastornos sensitivos
  • Dificultad de movimiento
  • Pérdida de fuerza importante
  • Imposibilidad para permanecer de pie erguido
  • Sensación de ardor o quemazón
  • Sensación de hormigueo hacia las extremidades

En la evaluación clínica se practican una serie de estudios de imagen complementarios, que van a dar el diagnóstico de certeza, la localización y gravedad de la lesión.

El reposo es una medida de tratamiento durante la fase aguda que debe durar los primeros días, así como los fármacos especiales para desinflamar, disminuir dolor y relajar los músculos.

Es necesario mencionar que el reposo prolongado empeora el dolor de espalda al producir atrofia de la musculatura vertebral, así que se recomienda una progresión creciente en movimiento y ejercicio físico para mejorar la estabilidad de la columna.

Las técnicas de la fisioterapia y la rehabilitación deben ser aplicadas desde la primera fase; indicando el tratamiento individualizado de acuerdo a los signos que presente la persona. De igual forma dará una orientación sobre las actividades de la vida diaria y las condiciones correctas en las que se llevarán a cabo.

En ocasiones el paciente puede necesitar varios ciclos de tratamiento con agentes físicos para lograr los objetivos que son disminución de dolor, mejorar la capacidad funcional, postergar o evitar el tratamiento con cirugía; es imposible poder definir un único programa de rehabilitación por ello la importancia de atender necesidades específicas de forma eficaz y oportuna.

*Lic. Terapia Física / Céd. Prof. 7323416 / tf_marijoss@hotmail.com

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