Por: Mari Jose Rivera Benítez*
La artrosis de rodilla se caracteriza por el deterioro de cartílago, que conduce a la aparición de dolor con la actividad física, incapacidad variable para caminar y permanecer de pie, así como a deformidad progresiva de la rodilla.
Haciendo ejercicio activamos nuestro organismo, obtenemos bienestar y prevenimos infinidad de enfermedades, entre ellas la artrosis: la actividad física es vital para prevenir o ralentizar el avance de la enfermedad.
La artrosis afecta a un 12% de la población mayor de 40 años, siendo una de las principales causas de consultas.
Más de la mitad (54%) de las personas con artrosis no realizan ningún tipo de actividad física. Los reumatólogos insisten en la importancia de la prevención: medidas no farmacológicas (dieta, control del peso y ejercicio físico que refuerce las articulaciones), son fundamentales para frenar la evolución de la enfermedad, en especial durante las primeras etapas, para así impedir la aparición de complicaciones y deformidades que incapaciten al paciente.
Es característico de la artrosis de rodilla tener dolor y rigidez al intentar levantarse, después de estar un rato sentado. Este dolor y rigidez desaparecen inicialmente con los primeros pasos, pero reaparece tras caminar una distancia más o menos variable. El dolor va cediendo poco a poco con el reposo.
La causa de la artrosis de rodilla igual que el resto de tipos de artrosis, se cree que es la consecuencia de una suma de factores genéticos y ambientales:
- Edad: aumenta de forma exponencial a partir de los 50 años.
- Sexo: afecta sobre todo a mujeres mayores de 50-55 años.
- Genética: puede ser también una enfermedad hereditaria. En concreto, la herencia genética en el desarrollo de la artrosis puede llegar a ser hasta de un 65 por ciento.
- Actividad laboral: la repetición de los movimientos articulares puede llevar, a largo plazo, a la sobrecarga articular. Por eso, determinadas actividades laborales (peluqueras, albañiles, etc.), pueden provocar la aparición de artrosis.
- Actividad física elevada: los deportistas de élite tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
- Menopausia: la disminución de los niveles de estrógenos que se produce con la llegada de la menopausia es uno de los factores de riesgo para su desarrollo.
- Obesidad: no parece participar en el desarrollo de artrosis, pero sí que puede agravarla en determinadas articulaciones como las rodillas.
- Traumatismos: fracturas y lesiones pueden ser un factor desencadenante.
La realización de radiografías también es útil para confirmar el diagnóstico ya que aparecerán los hallazgos típicos de la artrosis y permitirán establecer un pronóstico según la rodilla se encuentre más o menos desgastada.
Uno de los puntos buenos del dolor artrósico es que no siempre es constante, por lo que los pacientes pueden estar durante largos periodos de tiempo sin padecer dolor, lo cual no significa que la artrosis no siga su evolución.
El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y mejorar la calidad de vida.
Deportes con poco impacto articular como el aquagym, la natación o el ciclismo ayudan a prevenir o a retrasar la aparición de la enfermedad, así como su evolución, pues refuerzan la musculatura que soporta las articulaciones, en especial rodillas y cadera.
La principal medida de prevención que tienen que tener en cuenta los grupos de riesgo para prevenir el desarrollo de la enfermedad es llevar una dieta sana y equilibrada, realizar ejercicio físico de forma moderada, actividades que sean acordes a la edad y el estado físico actual de la persona y evitar la obesidad.
También conviene limitar el esfuerzo físico intenso, como cargar objetos pesados o las actividades laborales que implican sobreesfuerzo.
El principal objetivo del tratamiento en la artrosis es mejorar el dolor y la incapacidad funcional sin provocar efectos secundarios.
Factores como el diagnóstico temprano y las medidas de prevención articular pueden contribuir a ralentizar el desarrollo de la artrosis.
- Algunas recomendaciones para mejorar calidad de vida son:
- No tomar antinflamatorios de forma prolongada, sobre todo si tiene patología renal de base.
- Evitar el choque articular excesivo.
- Reducir la obesidad.
- Evitar, bajo todo concepto, el sedentarismo.
- Fortalecimiento y estiramientos de la musculatura.
- Corregir la marcha (pisada).
En algunos casos es conveniente el uso de soporte mecánico, tipo bastón simple, para reducir la presión en la articulación en cada pisada.
Consulte siempre a su Médico y fisioterapeuta, quienes les prescribirán el tratamiento adecuado e individualizado.
*Lic. Terapia Física Cédula. Prof. 7323416 tf_marijoss@hotmail.com
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