Por Gabriel Escalante Fat*
“Adeptos aunque ineptos”
Concepto político muy en boga.
Una de las maestras de primaria a quien más recuerdo es a la profesora Ángela Peñaloza de Díaz, quien nos daba lo que en los ’60 se llamaba “coros” y que posteriormente pasó a llamarse música o formación musical.
Lejos estuve de ser un alumno destacado en esa materia. Tengo mal oído musical y pésimo ritmo, así que mi falta de afinación para cantar es proverbial. No puedo olvidar una vez que, en tercer grado, la maestra Angelita –como le llamábamos- me dijo discretamente: “Escalante, canta más bajito, para que no se note tanto que desafinas”. Ni terminé en el psicólogo ni mis padres entablaron una demanda contra la escuela; eran otras épocas y los niños no nos rompíamos con tanta facilidad. Le platiqué el hecho a mi mamá y ella sólo quiso saber si la maestra Angelita lo había dicho en público o en privado. “Se acercó y me lo dijo quedito”, le respondí. “¡Ah, qué bien, así nadie se va a burlar de ti!”
La maestra Angelita y mi madre eran contemporáneas y amigas. Algunos años después, ya jubilada la profesora, viajaba con frecuencia a Texcoco para visitar a sus hijas, que allá vivían. A su regreso, visitaba la casa y nos obsequiaba una o dos bolsas de puerquitos de piloncillo, unos panes delgaditos, muy sabrosos, típicos de aquel municipio, que yo saboreaba con cajeta y nata.
En los años noventa, visité algunas tardes a la profesora y a su esposo, don Pablo Díaz –ambos ya mayores y jubilados- en su casa del barrio de San Rafael, desde donde teníamos una hermosa vista de nuestro pueblo. Los dos eran grandes conversadores y la maestra solía sentarse al piano y tocar algunas piezas. Yo, recordando aquel día de tercero de primaria, a veces cantaba, eso sí, muy bajito.
Hoy me entero que una de aquellas hijas que la maestra Angelita visitaba en Texcoco, ha sido postulada como candidata a la Presidencia Municipal de El Oro, por Morena, el partido que gobierna la República desde 2018 y el Estado de México desde septiembre pasado.
Se trata de la también profesora Juana Elizabeth Díaz Peñaloza, nacida en mi municipio “el mero día de San Juan” de 1948, según reza en su currículum vitae, en el que también menciona que su domicilio está en el Fraccionamiento Ahuehuetes del municipio de Texcoco.
La hoy candidata dejó nuestro municipio al terminar la secundaria, a mediados de los ’60, para irse a cursar su carrera a la Normal para Señoritas, en la ciudad de Toluca. Al egresar, rindió su servicio social en Tezoyuca, donde trabajó por dos años para después pasar a Texcoco, ciudad en la que se desarrolló profesionalmente tanto en escuelas oficiales como en una institución particular. Hasta donde entiendo, nunca volvió a residir en El Oro. Por ello, no estoy seguro de si cumple con el requisito de residencia que pide la confusa fracción II del artículo 119 de la Constitución local:
II. Ser mexiquense con residencia efectiva en el municipio no menor a un año o vecino del mismo, con residencia efectiva en su territorio no menor a tres años, anteriores al día de la elección.
Para postular a Juana Elizabeth, se desplazó de la candidatura a Leonardo Bautista Togo, un aurense de toda la vida que se ha desempeñado en varios cargos de carácter político y social, con militancia probada en el Comité Municipal de Morena. Aunque claro, Leonardo no es colega de la gobernadora, no fue su compañero de trabajo y no pertenece al grupo político que ahora parte y reparte el pastel en el Estado de México.
Así que parece que, una vez más, los puerquitos de Texcoco podrían llegar nuevamente a El Oro.
LA VACUIDAD COMO PROPUESTA
Por Gabriel Escalante Fat*
Entiendo que la candidata de la alianza opositora no convence completamente a quienes buscan una alternativa a Morena para emitir su voto el próximo dos de junio.
Entiendo que a muchos les gustaría tener en la boleta electoral a Churchill en lugar de a Xóchitl; aunque seamos coherentes, no es que como ciudadanos parezcamos británicos, por más cerca de Dinamarca que nos intente situar el Tlatoani.
Entiendo que haya muchas personas que se resistan a votar por el PRI que dirige un tipo impresentable como “Alito” Moreno. Que el PAN de Marko (con “K”) Cortés está a años luz del PAN de Castillo Peraza, Luis H. Álvarez o Bravo Mena. Que lo que queda del PRD no se parece en nada a aquella aguerrida y respetable fuerza de izquierda liderada por Cuauhtémoc Cárdenas.
Entiendo que mucha gente no tenga idea de la gravedad que tendría un segundo sexenio encabezado por Morena y su hoy candidata oficial, que nadie sabe bien a bien qué tan peor sería su mandato, comparado con el actual.
Lo que no me cabe en la cabeza es que haya un segmento de la población, al parecer en franco crecimiento dentro de la franja poblacional de 18 a 30 años, que considere votar por un tal Máynez. Un candidato emergente a quien nadie había considerado antes del forzado retiro de Samuel García, y que nada tiene que ofrecer al electorado.
¿Van a votar los jóvenes por un puñado de dientes expuesto en una sonrisa verdaderamente bizarra?
¿Van a votar por un tipo cuyo momento más memorable hasta ahora es la borrachera que se puso en un estadio de futbol, exhibiendo su pobre control emocional bajo el efecto del alcohol?
¿Van a votar por una persona que en el debate se jactó de haber aprendido lenguaje de señas que ni la misma intérprete pudo entender?
¿Van a votar por una canción sin sustancia, pero que es tan pegajosa como un reggaetón o un corrido tumbado?
Allá ustedes, votantes fosfo-fosfo. Sepan solamente que, si resulta que alcanzan un porcentaje de doble dígito en la elección, podrían estar condenando a México a dos décadas con muy negro panorama. Y lo peor: su candidato no ganará, pero las arcas del partido/negocio de Dante Delgado se podrían ver llenas nuevamente; al final, a eso juega el dueño de Movimiento Ciudadano.
Guadalajara, Jalisco, abril 17, 2024.
gescalantefat@aol.com
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